Lo cambio todo por otra tarde de compras por las calles de Madrid. Por fin te das cuenta de que ya no eres la niña que llora en sus fiestas, y hasta en las tuyas propias. Y eso te hace más feliz que todas las enormes bolsas que inundan tu cuarto, que créeme no son pocas. Será por eso que tienes esa estúpida sonrisa pintada en la cara, y hasta olvidas que le HamaVas. Sí, con H y con V, porque fue un gran error.
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martes, 31 de enero de 2012
Tus amigas las compras... :)
martes, 24 de enero de 2012
El alcohol nunca te deja satisfecho cuando tu sed es de amor.
Ni un paseo de esos que hacen de tus pies un mar de ampollas, pero que nunca deseas que termine. Ni el café de las mañanas mezclado con caricias y un extraño toque de dulzura bajo en azúcar. Ni tu retrato en mi cartera, ni mi foto en tu salón. Ni tú, ni yo, ni ninguna de las estúpidas tardes que pasamos sentados en la hierba. Ni siquiera las noches estrelladas envueltos por la mirada de un intrépido pescador. Ni tampoco ese banco, cercano a una solitaria parada de autobús en año nuevo. Y mucho menos aquella botella que parecía recordarnos que el alcohol nunca te deja satisfecho cuando tu sed es de amor.
Love me or hate me. Don’t care.
lunes, 23 de enero de 2012
Y esa enorme cicatriz...
La falsa sonrisa en la cara... Conozco esa sensación. Cuando te preguntas en que momento se te fue todo esto de las manos. Lo sabes, simplemente perdiste el timón. Lo dejaste en sus manos y acabaste más a la deriva que nunca. Le estabas dando la oportunidad de quemarte en vida, simplemente porque pensaste que nunca lo haría. Qué ridículo, ¿verdad? Y te derrumbas frente al espejo, un día si y otro también. Hasta que por fin eres fuerte. Tan fuerte que hasta comprendes que te mereces mucho más que eso. Mucho más que 1001 rosas a tu lado cada mañana. Cada día todo esto se fue quedando un poco más atras. Hasta ese punto en que tan solo queda lo que pudo ser y no fue, y esa enorme cicatriz que, por otra parte sabes que nunca se irá.
Ni tuyo ni mio, y mucho menos nuestro.
No sé si son suyos o míos. Hace tiempo que olvidé cómo se dividen los nosotros. Y no me hace falta, si te digo que el aire de mi alrededor es más importante que tu aliento, que los rayos del sol con los que me levanto cada lunes por la mañana son más confortables que tus abrazos en la cama, que cada sonrisa que maneja mi boca es mucho más dulce que tus besos con otra. Te diré que elegir conlleva una pérdida y que la libertad, es eso, meter 4 o 5 goles que ni merecen la pena. Quizás ahí, sea mañana cuando vuelvas a creer en los desayunos y en las miradas tiernas sinsentido. El paso que ahora doy entre un día y otro es sólo un amanecer entre las nubes de todos los que me quedan.